Estamos aún en los inicios del nuevo año, el momento de los buenos propósitos, esos que nos generan expectativas y también una excesiva y poco pensada presión. En el caso de nuestro trabajo, el de los gestores de territorio* aunque está mucho más condicionado por cuatrienios de gobierno municipal, con unas directrices políticas determinadas a medio plazo, la presión del nuevo año (o de la legislatura) y aquello del ‘algo habrá que cambiar’, también está presente.