La escuela municipal de música de L'Hospitalet trasciende las aulas
Mantiene una apuesta por la cohesión social y de ella han nacido grupos de 'jazz manouche'
Semanas después de animar a cantar y a bailar a un grupo de niños refugiados sirios en Estambul, el grupo afincado en Londres The Flying Gorillas viajó el mes pasado a L'Hospitalet de Llobregat para enseñar a alumnos de varias nacionalidades de la escuela pública Gornal instrumentos como el acordeón, el vibráfono o el trombón. «Muchos niños nunca tienen la oportunidad de ver instrumentos como éstos», refiere una de las integrantes de los Gorilas Voladores. «Dándoles la posibilidad de conocerlos, tal vez se apasionen por la música».
Alumnos tocando en la Escola Municipal de Música de L'Hospitalet de Llobregat. ANTONIO MORENO
La sesión parte del programa europeo Discover Music, en que músicos profesionales acercan la cultura a públicos sin acceso a ella, acabó con un baile al ritmo de la música clásica interpretada por la banda invitada. La secuencia tuvo lugar en la Escola Municipal de Música-Centre de les Arts de L'Hospitalet (EMMCA), una academia pública de 12 años de antigüedad cuya apuesta por la cohesión social ha conquistado al periódico francés Le Monde.
La segunda ciudad catalana en número de habitantes ha sido distinguida por el rotativo parisino con el segundo premio en la categoría Acción cultural: Innovación social y digital de dimensión social y urbana por el proyecto de la EMMCA. Los galardones tienen que ver con las ciudades inteligentes pero es la dimensión social del proyecto la que ha seducido al jurado.
Se dice que la cultura está al alcance de todos. No siempre es verdad. Con frecuencia las clases trabajadoras se ven excluidas del acceso a la educación, a los espectáculos y al entretenimiento porque es prioritario pagar la vivienda y llenar la nevera. L'Hospitalet inició en 2005 una decidida política de cohesión social a través de la creación de la escuela de música, nacida con un triple objetivo: aumentar el número de ciudadanos que practican el arte; llegar a sectores de población que no tienen la tradición de expresarse artísticamente en términos canónicos, y utilizar las artes como herramienta de cohesión social y éxito escolar.
La escuela fue creada en una época anterior a la crisis en que una de las mayores preocupaciones de los dirigentes de la ciudad era que los nuevos vecinos no dieran la murga al resto con el reguetón y la bachata porque «las normas no las va a poner el último en llegar» y «un piso no puede convertirse cada sábado en una discoteca». En aquella etapa uno de los principales cometidos del Ayuntamiento de L'Hospitalet era «controlar la inmigración» pero con los años la situación ha cambiado. El reto actual del Consistorio es hacer confluir y cohesionar la población de diversos orígenes: Ecuador, Bolivia, Perú, Colombia, Pakistán, India, China, República Dominicana, Marruecos, Rumanía, Paraguay... Unas 135 nacionalidades confluyen en L'Hospitalet.
En la respuesta a esos objetivos sociales, la escuela de música tiene un papel cada vez más relevante. La EMMCA ha puesto en marcha una línea de acción en centros de atención preferente para hacer llegar las artes a los 900 alumnos que aprenden música, teatro y danza en nueve escuelas de primaria de la ciudad. También ha abierto una escuela de estas tres disciplinas para otros 900 alumnos con la voluntad de que confluyan en ella todas las nacionalidades en sus conjuntos instrumentales: las big bands, el pop-rock, grupos de música de cámara, orquesta sinfónica u orquesta de ministriles, entre otros.
Uno de los géneros más atractivos que se practican en la escuela es el jazz manouche o gitano, de orígenes franceses y también conocido como gypsy jazz o gypsy swing. El centro es el único en España que cuenta con estudios propios de jazz manouche. Es uno de los pocos espacios en el mundo que ofrece clases del estilo para niños y adultos. La pasión protagoniza las sesiones. Dos de sus profesores, los músicos Albert Bello y Oriol Saña, fueron invitados en 2014 en el Berklee College of Music, donde impartieron clases magistrales. Uno de los grupos formados a partir de las clases de la escuela, EMMCA Gipsy Project, ha actuado en escenarios lejanos como el Festival Django Reinhardt de Liberchies, en Bélgica. Bajo el paraguas de la escuela, nació en 2010 el Festival Django L'H, el único festival dedicado en España al jazz manouche y a la figura de su máximo exponente, Django Reinhardt, guitarrista de jazz de origen gitano, primer europeo cuya influencia puede compararse a la de los grandes genios estadounidenses.
El centro tiene muy claro que su vocación es pública. «Nos adaptamos a las necesidades de cada niño, de cada joven y de cada adulto que desea compartir con la ciudad lo que ha aprendido», explican representantes de esta entidad. Como resultado, 1.800 personas hacen de la práctica de la música y el teatro una herramienta que les permite relacionarse con el resto de la comunidad al tiempo que desarrollarse personalmente. Nadie se siente excluido en la escuela musical. Nadie lo está.
Article d’Héctor Marín publicat a El Mundo el 18 d'abril del 2017
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