L'estraperlista
A muchos gestores se nos ponen los pelos de punta cuando terminamos una actividad y llega el temido momento de la verdad, ese tiempo dedicado a valorar cómo funcionó nuestra propuesta, a evaluar la continuidad de una actividad o rellenar con datos una justificación de ayuda económica: nos topamos con los malditos indicadores, esos parámetros, numéricos, en su mayoría, que nos suenan a lata, pero de los que casi nunca nos podemos librar, como las pesadillas recurrentes, algó así como con los Monstruos S.A.