Destacats

La cultura planificada. No hay plan para tanto experto

Sólo la estructura tiene el poder sobre la realidad. O así lo parece ¿no? Al menos ahora dentro de este sistema de grandes elocuencias. Un sistema que hemos ido creando, no escondamos la cabeza, desde nuestro propio discurso. Suavizando en demasiadas ocasiones el vacío desde las criptas de las estrategias, las agencias, las redes, los grandes planes directores... Hemos apoyado generosamente las escenas de una representación para quien ostentaba el turno de poder. ¿A quién le ha importado luego? Me temo que a nadie de los que con tanto ímpetu ruedaprenseril lo fomentaron. ¿Se han hecho seguimientos? ¿Comprobado resultados? ¿Analizado progresos o decadencias? Ni por asomo, me temo también. Todo esto va en contra del perpetuum mobile. La cinta no para y hay que seguir escenificando la marcha, eso sí, delante de un gran ventanal con vistas a un admirable paisaje pero protegidos por la tecnología del gimnasio. Correr hacia ninguna parte y con asepsia extrema.

Cambios sociales y estructuras de poder. ¿Nuevas ciudades, nueva ciudadanía?

Joan Subirats, Marc Parés Franzi Interdisciplina, Vol. 2, núm. 2 (2014), p. 97–118

El cambio de época al que estamos asistiendo (globalización mercantil, informativa y social, nuevos modelos de relación social, laboral y familiar, la revolución tecnológica de Internet, etc.) está afectando también la capacidad de las organizaciones públicas para dar respuestas efectivas y redistributivas a los nuevos y complejos problemas colectivos de las sociedades contemporáneas. En este escenario, los procesos tradicionales de elaboración de políticas públicas se están viendo claramente interpelados.

Deconstrucción y políticas públicas de cultura

José Ramón Insa AlbaPeriférica. Revista para el análisis de la cultura y el territorio, núm. 13 (2012)

La obsolescencia de las actuales políticas públicas de gestión cultural es el eje en torno al cual el autor analiza los presentes modelos culturales, desgranando su visión crítica sobre las líneas desarrolladas con la financiación de las administraciones y planteando una necesaria renovación de las mismas. Aquí tenéis un extracto

«Desinstitucionalizar la cultura supone abrirla a la sociedad mediante procesos colaborativos, bajo la lógica de la demanda más allá de la oferta, bajo la lógica del diseño abierto, bajo la lógica de la estructura rizomática. Conocimiento. código y diseño.

Quizá la responsabilidad de las instituciones recaiga más en la co-gestión del conocimiento, del intelecto y minimizar los procesos de 'fabricación' a los que estábamos acostumbrados. Crear valor para la cultura de un modo distinto, abierto, colaborativo, bien alejado de la realidad subjetiva de las administraciones. La cultura solo puede generar capacidad colectiva si es social

La co-responsabilidad de la cultura. Un reto a poner en práctica.

La reforma de la Administración local se aborda desde un punto de vista estrictamente económico para garantizar la estabilidad y sostenibilidad financiera.  No se considera la reforma de las Diputaciones, Cabildos o Consells Insulars, mucho más cuestionados por los ciudadanos y sin embargo no se tiene en cuenta el principio de autonomía local.

La promoción de la Cultura y los equipamientos culturales no se definen como servicio mínimo obligatorio para ningún municipio, independientemente de su población, aunque en alguno de sus artículos haga referencia a instalaciones culturales.

Els governs locals: entre (re)centralització i nova agenda

El 24 de maig del 2015 hi ha eleccions a governs locals. Tot fa pensar que seràn eleccions especials. Ho poden ser per l’evident significació que té la crisi sistèmica en la que estem immersos situa en el món local, tant pel que fa a la disponibilitat de recursos, com per la necessitat de modificar moltes de les coses que es feien i que caldrà repensar i reformular.  No es gens fàcil situar-se en aquest perspectiva de canvi estratègic quan està en marxa una immensa operació de captura i marginació de les institucions públiques fent servir la gran palanca de l’austeritat i la prioritat en el pagament del deute com eina centralitzadora i privatitzadora. La nova llei de bases de régim local (o llei Montoro) n´és una clara expressió, ja que, detalls al marge, situa la prioritat establerrta en la modificació constitucional de l’article 135 de la Constitució com a peça central des de la que controlar limitar l’autonomia local.

L'estabilització i la contenció de l'acció de les corporacions locals a l'àmbit cultural

1.- L’acció cultural de les administracions públiques és com l’electricitat: funciona i opera però, potser en gran part per la meva ignorància, se’m fa molt difícil definir-la. Tenint en compte que estem davant d’un escrit d’apertura d’un debat, no em perdré per llargs viaranys teòrics i em limitaré a respondre a una qüestió elemental: quin és el marc global que ha establert per a la cultura la recent reforma –de l’any 2013- de la Llei estatal Reguladora de les Bases del Règim Local (LRBRL)?

Cultura, políticas públicas y bienes comunes: hacia unas políticas de lo cultural

Nicolás Barbieri | kult-ur  Vol. 1, núm. 1 (2014) 

RESUMEN: Las políticas culturales se han institucionalizado sobre la idea de la cultura como sustantivo, como objeto, incluso como esencia de un grupo o colectivo. Si bien el modelo de democratización de la cultura continúa como núcleo de las políticas culturales, se vuelve evidente la caducidad de buena parte de los principios de una política centrada en el acceso a la oferta cultural. Los problemas a los que las políticas públicas se enfrentan resultan cada vez más complejos, inciertos y con más riesgos incorporados. Suponen un nuevo reto para la legitimidad de las instituciones culturales en su rol de intermediación tradicional. En este contexto, los bienes comunes (commons) emergen no sólo como concepto analítico sino como herramientas de acción política, social y legal. Los bienes comunes no son simplemente objetos o espacios, sino complejos sistemas de gestión de recursos con comunidades y normas que permiten su sostenibilidad. Este artículo plantea como hipótesis la posibilidad de que las políticas culturales reconozcan la cultura no sólo como sustantivo sino también como adjetivo (lo cultural). ¿Qué implica concebir las políticas culturales como políticas de los bienes comunes? ¿Cuáles son las diferencias principales en lo que se refiere al modelo de políticas de acceso a la cultura? ¿Puede un cambio de modelo derivar en la desresponsabilización de las políticas públicas en el ámbito de la cultura?

Apología de los centros culturales de proximidad

David Ruiz | Economía y Cultura

Considerar aquellos espacios culturales en los que los caracteres de usuario, ‘consumidor’ y creador confluyen, atienden a los mismos intereses o coinciden en las mismas personas, es dirigir la vista a los centros culturales de proximidad (en adelante, CCP). La proximidad espacial y temporal por un lado, y la proximidad de intereses por otro conforman una de las propiedades esenciales de este tipo de centros. En este sentido, el ámbito conceptual al que nos referimos cuando hablamos de equipamientos o centros culturales de “proximidad” tiene una triple referencia que nos acerca a estas características:

Algunas notas (dispersas, incompletas y a veces obsesivas) para pensar los centros más allá de la cultura oficial

@culturpunk | José Ramón Insa Alba | ya no tengo prisa

[#1]      La visión antropológica y sociológica de la cultura me impide reducir el concepto de centros culturales a la noción acostumbrada de distribución/promoción de sus productos, sobre todo los relacionados con el arte y sus diferentes expresiones. De ahí parto.

[#2]      Concebir los centros como mapas del estado emocional de la ciudad.

[#3]      La anulación y el abandono de la lógica comercial. La anulación del fetichismo del consumo cultural urbano » ¿Industrias Culturales? ¿Capitalidades Culturales? » el declive de los grandes proyectos » el declive de los grandes blablaismos

[#4]      La expansión de los mercados al mundo de la cultura. La conquista del pensamiento político por parte de los dogmas economicistas.

La cultura como problema: Ni Arnold ni Florida. Reflexiones acerca del devenir de las políticas culturales tras la crisis

Jaron Rowan | Revista OC (Observatorio Cultural del Departamento de Estudios del Consejo Nacional de la Cultura y las Artes de Chile). Núm 23, Agosto 2014

Investigador y agitador cultural. Ph.D. en Estudios Culturales de Goldsmiths University of London. Autor del libro Emprendizajes en Cultura (Traficantes de Sueños, 2010), y co-autor de Cultura libre digital (Icaria, 2012) y La tragedia del Copyright (Virus, 2013). Ha impartido docencia en el grado de humanidades de la UOC, el M.A. in Culture Industry de Goldsmiths University of London y en la actualidad es coordinador del Área de Arte del Bau, Centro Universitario de Diseño de Barcelona.

Vivimos un inusitado momento de transición en lo que a las políticas culturales se refiere. Actualmente se encuentran agotadas las dos principales tradiciones sobre las que se sustentaban hasta ahora dichas políticas. La primera basada en la visión ilustrada donde la cultura es percibida como un ente educador o lo “mejor que se ha dicho o escrito”, como argumentó en su momento Matthew Arnold. La otra, más reciente, describe la cultura como un elemento de desarrollo económico cuyo valor reside en su capacidad de generar beneficios económicos. En el siguiente texto analizaremos el porqué del agotamiento de ambos discursos y veremos qué espacios y posibilidades siguen existiendo para pensar en un nuevo paradigma de políticas culturales que pueda salir de este impasse. Discutiremos acerca de cómo la cultura ha pasado de ser un ente civilizador, una fuente de riqueza a ser un problema para la ciudadanía que recela de las ayudas públicas y la denominada cultura de Estado, como para la clase política que no sabe muy bien cómo pensar la cultura tras la crisis económica global.