El lunes, ni vi ni escuché el debate.
Creo que aproveché mejor el tiempo disfrutando de una charla pausada con amigos mientras disfrutábamos de algún vinito y los efluvios nos iban llevando a conversar sobre las culturas y las formas de afrontar el final de la vida.
Nos vamos haciendo mayores y los que tenemos todavía padres, madres o personas cercanas que nos superan en edad, los vamos teniendo de manera continuada ante esa puerta que se abre y cierra a su antojo.
Así que hoy a la mañana, cuando me he paseado por las redes sociales me he encontrado la constatación permanente de la no aparición de la cultura en el discurso y en las líneas clave de los candidatos.
Conviene tener claro que probablemente lo que ayer no salió puede tener básicamente dos razones: o no les interesa per se, o no interesa porque no aportará votos de manera sustancial. Vamos que ni siquiera será el grano que ayudará al compañero.
Así que me da la sensación que entre las palabras con las que abrió Juanjo Puigcorbé las recientes Jornadas de Interacció y lo que ayer ocurrió en el debate hay todo un abismo casi insalvable.