Si admitimos que Internet ha cambiado radicalmente la manera en que las personas buscan y encuentran todo tipo de contenidos culturales y de ocio, ¿de verdad se piensa que los museos, centros culturales y galerías de arte pueden ofrecer la misma experiencia de ver una exposición o colección en el siglo XXI sin asumir ninguna transformación?
Los museos, centros culturales y galerías de arte no pueden mantenerse al margen de esta transformación que está afectando directamente al consumo de productos culturales y por lo tanto al acceso al arte y a la cultura desde cualquier perspectiva. Tampoco pueden negar la demanda, por parte del espectador, de experiencias interactivas, no siempre explicadas con el ejemplo del juego como práctica.