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Entre en el museo como visitante, salga como ciudadano

Cómo mirar el museo”, de Jorge Luis Marzo. Fuente: Cultura/s, La Vanguardia (23-01-2013)

A mediados del siglo XIX, los principales museos europeos y americanos crearon normativas específicas de comportamiento para el público que visitara sus salas de exposición.

En 1918, el Museo de Guadalajara (México) imprimía en porcelana -aún presente en la entrada del museo- el perfecto resumen de todas ellas: “No se permite la entrada a menores de edad si no vienen acompañados de personas mayores”. “Se prohíbe entrar con bastones, cámaras fotográficas o perros”. “Se prohíbe tocar los objetos”. “No se permite fumar en las Galerías y se suplica quitarse el sombrero”. En la Catedral de Guadalajara, dos calles más arriba, figura otro letrero similar en el pórtico de acceso: “Vístase decorosamente. Favor de quitarse el sombrero. Prohibida la entrada a los animales. Evite hablar. Enseñe a los niños a comportarse. Aprenda cuando sentarse, arrodillarse y pararse”. Los podríamos intercambiar y nadie notaría la diferencia.