L'estraperlista [2]
Según la Organización Internacional del Trabajo, la OIT, la Responsabilidad Social Corporativa (de ahora en adelante RSC) se define como el conjunto de acciones de carácter voluntario que toman en consideración las empresas para que sus actividades tengan repercusiones positivas sobre la sociedad y que afirman los principios y valores por los que se rigen, tanto en sus propios métodos y procesos internos como en su relación con los demás actores.
De un tiempo a esta parte se ha incrementado el interés y la necesidad de la RSC como filosofía de empresa en muchas organizaciones privadas y públicas. El ‘Libro Verde de la Comisión Europea para fomentar un marco europeo para la responsabilidad social de las empresas’ ha servido de referencia, por ejemplo a la Generalitat en Catalunya, para promover la responsabilidad social en las organizaciones, concienciar para contribuir a dar un mayor valor social y sostenibilidad de las empresas con la sociedad, al mismo tiempo que les permite generar marca, prestigio y retorno de la inversión, es decir, ser una organización sostenible y sensible con su entorno territorial y generadora de engagement*.
Iniciativas de tipo social como la conciliación laboral y familiar, la igualdad de oportunidades, la integración en la comunidad, la transparencia, las condiciones laborales, acciones de tipo económico como sistemas de gestión responsables, uso de recursos sociales o de tipo mediambiental como la implantación de procesos sostenibles, son las sugerencias más frecuentes de lo que es la RSC en las empresas y organizaciones. Y como esos cambios son permeables, también han afectado al sector cultural, propiciando tímidas modificaciones en la filosofía de muchas organizaciones culturales, unos cambios que también van siendo posibles debido a la crisis social y del sector que por un lado obliga a las organizaciones a generar una confianza ciudadana que se ha perdido (por lo tanto afecta a la legitimidad de sus contenidos y a la afluencia de público en sus espacios) y por el otro, a una demanda ciudadana que exige procesos y decisiones claras de las instituciones y de retorno social. Iniciativas como la aplicación de indicadores de retorno social como el SROI, o la ya presente ‘Ley de transparencia’ obligarán a regular y normalizar unos procesos que aunque de complicada implantación en sus inicios, se espera que sirvan para reflejar ese esfuerzo y riqueza social que es la cultura para la sociedad.
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[1] https://interaccio.diba.cat/members/carmemix
[2] https://lestraperlista.wordpress.com/
[3] https://lestraperlista.wordpress.com/2015/04/12/la-rsc-material-altamente-inflamable/
[4] https://interaccio.diba.cat/node/5764